En la hora umbría de nuestro adiós, cuando ya nada nos retenga, sino el amor... soltando amarras, con la piel y el alma arrugadas de tanto usarlas... sin miedo ya, a pasar a ese otro lado, del que vinimos, aunque no lo recordamos... deseando encontrarnos con nuestros seres amados, que se fueron pronto y que nunca olvidamos... nos haremos pequeños, hablaremos bajito, nuestros pasos serán cortos y nuestro aliento flojito...nos llenaremos de luz, crecerán nuestras alas y volaremos felices hacia el infinito!
MXE
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