Sentados alrededor del fuego, una noche sin luna, las estrellas tiritaban y mi alma encandilada, escuchando disfrutaba... no te hacía falta hablar, para captar la atención, con solo una mirada nos llenabas de emoción... tus ojos brillantes como luceros, nos introducían en el misterio... sin prisa y sin pausa desgranabas las historias, que nos llevaban por los caminos de la memoria... sin tiempo para escapar caíamos en la trama y empezábamos a temblar, que verbo, que gracia, que don, encendías nuestros corazones como una hermosa canción… no sé si fue una señal o así estaba escrito, encontrarme en tu camino… la belleza de tus palabras nos endulzó el corazón… ahora cuando te sueño, tengo un bello despertar, porque todo lo que me cuentas, es imposible de olvidar!
MXE
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